La Grand’ Vigne

viernes, diciembre 3rd, 2010 | Hoteles, Restaurantes, Resto del Mundo

Regreso con este post a mi reciente periplo por tierras bordelesas para cerrarlo con una de las joyas del viaje, La Grand’ Vigne, una opción decidida a última hora -¡gracias, Xocolata!- y que acabó convirtiéndose en uno de los restaurantes que más he disfrutado esta temporada.

Restaurant La Grand´ Vigne (Hotel Les Sources de Caudalie)  |  Martillac

Restaurant La Grand´ Vigne (Hotel Les Sources de Caudalie) | Martillac

La Grand’ Vigne es el restaurante gastronómico -hay otro más informal- del bucólico hotel Les Sources de Caudalie, en los alrededores de Martillac, flanqueado por los viñedos del Château Grand Cru Classé de Smith Haut Lafitte -estaban en todo su esplendor, a punto de ser vendimiados- y con fogones a cargo de Nicolas Masse, cuya buena mano le ha dado una estrella Michelin apenas un año después de su llegada. ¡Atención, parejas!: lugar altamente recomendable para una escapada romántico-enológica.


Sentados en una recogida mesa de un rincón de la amplia sala, pero a poco más de un metro del generoso ventanal de estilo colonial con vistas al lago de los cisnes -sí, como el de Tchaikovsky pero literal-, iniciamos nuestra cena pasando revista a nuestros mejores momentos del día en los châteaux de Sauternes -¡qué subidón en Yquem!- con una copa de Demoiselle de Clos Dady poniendo banda sonora al momento.

Tras el amuse-bouche de saison consistente en un chupito de gazpacho de sandía con boquerón marinado -poco original pero muy correcto-, nuestro amielado Sauternes ofreció también maridaje a L’Aquitaine en carpaccio, un excelente rulo de carne de buey laminada, suavemente aderezada y combinada con unos gramos de joven caviar de la Aquitaine sobre una tostada embellecida con una yema de huevo de codorniz. Producto en estado puro y equilibrio de sabores… ¿para qué más?

L´Aquitaine en carpaccio  &  Cordero de los Pirineos en dos texturas

L´Aquitaine en carpaccio & Cordero de los Pirineos en dos texturas

Xocolata optó por continuar con el cordero de los Pirineos en dos texturas: asado -sobre una brutal demiglace de sus propios jugos- y confitado, extremadamente tierno y de seductor aroma a tomillo. En el acompañamiento, un grupúsculo de verduras en leve punto de cocción.

Por mi parte, para no desentonar en tan carnívoro menú, la chuleta de ternera con linguini de trufa de verano. Diferente carne, diferente corte, pero muchas de las virtudes del cordero pirenaico. Quizás su mayor intensidad de sabor y aroma lo convertía en un plato de hechuras más contundentes. En la copa, un pequeño traslado de Sauternes a Pessac-Léognan para dar con la elegante exuberancia del Château Latour Martillac, que no me dejó irme de Burdeos sin hacerme antes con una de sus botellas.

Me arrepiento de desestimar el descomunal carro de quesos afinados por el maestro Jean d’Alos, pero teníamos prevista una cena de quesos y vino para la noche siguiente y no me atreví a forzar la máquina.

Chuleta de ternera con linguini de trufa  &  Transparence aux fraises

Chuleta de ternera con linguini de trufa & Transparence aux fraises

La extraordinaria transparence aux fraises final, un finísimo recipiente de azúcar repleto de fresas frescas amalgamadas entre diferentes capas de sorbete de limón, albahaca y crema de fresas, me transportó a Hofmann -cuna de la sapiencia culinaria de mi delicada Xocolata-.

Sumando un trío de petit-fours, un entorno especial y un servicio exquisito, unos 80 euros por persona.

Vraiment romantique !


Post written by Daniel Muro

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