César Pastor

viernes, mayo 6th, 2011 | Barcelona, Restaurantes

Tranquilos, solo ha cambiado el nombre. César Pastor Restaurant, antes conocido como Colibrí, ha cambiado su nombre comercial adoptando el del chef, pero se mantiene fiel a su estilo y a todo su equipo. César continúa con su buen discurso basado en la cocina de mercado actualizada con un leve toque de autor.

Restaurant Colibrí  |  Barcelona

César Pastor Restaurant | Barcelona

Sigue también vigente la atractiva fórmula de entrante, plato principal y postre a 37 euros -en algunos casos con suplemento-, que incluye un amplio número de opciones en todos los apartados de la carta. Comprobemos, pues, el resto de detalles…


La extensa carta de vinos, mucho más orientada al perfil alto que al medio-bajo, tampoco ha sufrido variación. Seleccionamos un Predicador 2008, un muy buen Rioja -compartiendo bodega con el descomunal Contador no podía ser de otra manera-,  que concilia la madera con la fruta para equilibrarse sin perder un punto de acidez ni frescura. Los precios de las referencias, a pesar del buen servicio y la magnífica cristalería, son un punto a mejorar -demasiados x2 y superiores-.

Divertidos snacks, algunos ya convertidos en clásicos, como el crujiente de sobrasada o el langostino en salsa de coco, y algún otro que no había descubierto hasta ahora, como un bien trabajado sushi de sardina.

En los entrantes, notable para la ensalada de perdiz salvaje con berenjena ahumada, brandada de bacalao y escabeche de remolacha, y nota igual o mejor para el salteado de guisantes y habitas baby con calamarcitos. La ovación general fue para la tatin con foie poêlé caramelizado, Pedro Ximenez y praliné de avellanas.

Ensalada de perdiz  &  Tatin de foie poêlé caramelizado

Ensalada de perdiz & Tatin de foie poêlé caramelizado

Pasamos a los segundos con unas melosas cocochas -alguna menos tierna de lo que debiera- con salsa verde, calabaza y espárragos; y muy buenos callos con garbanzos -aprovecho estas líneas para recomendar también los del Buj, un fijo en mi top de callos-.

Dignísima la lubina, muy fresca, en punto clásico de cocción -la prefiero menos hecha-, con verduritas salteadas y aceite de sésamo; y otra nota destacada para un magnífico rape, muy jugoso, acompañado de alcachofas, crema de cebollitas tiernas y un difícil de encontrar perfecto romesco -¿por qué la mayoría no solo no alcanza la perfección sino que se convierte en un mejunje indigerible?-.

En los postres, un más que correcto milhojas de plátano y crujiente de hojaldre, tofee y helado de vainilla, muy buen coulant de excelente chocolate grand cru y, el mejor, una fresquísima y aromática elaboración de piña sobre sopa de rosas, gelatina de azahar y sorbete de limón y albahaca.

Lubina con verduritas y aceite de sésamo  &  Callos con garbanzos

Lubina con verduritas y aceite de sésamo & Callos con garbanzos

Junto a las infusiones, petit-fours con suerte desigual. La gelatina de calabaza, muy fría y algo insípida, no acabó de convencer, aunque quedó compensada con las galletitas de curry y las de almendra, que lo hicieron de sobras.

El servicio de sala, tan exquisito como siempre, un local elegante de generosos espacios entre mesas, el nuevo grafismo a cargo del estudio de diseño Gira y, por supuesto, su buena cocina, hacen de César Pastor todo un valor seguro.

La minuta final, de algo más de 50 euros por cabeza, bien merecida.


Post written by Daniel Muro

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