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Tàpies

miércoles, agosto 15th, 2012 | Hoteles, Restaurantes, Resto de Catalunya

El Tàpies es el restaurante gastronómico del coqueto Relais & Châteaux de El Castell de Ciutat, en La Seu d’Urgell, propiedad de la familia que da nombre al restaurante, muy presente, por cierto, en la gestión de un resort tranquilo y muy acogedor.

El entorno es un espectáculo del que se ayuda el local, con una fantástica terraza que permite cenar viendo cómo anochece con la panorámica de La Seu desde la altura. Superada la ola de calor de días atrás, la noche era perfecta para una velada romántica en la terraza.

Allí estábamos, en primera fila de la obra de la naturaleza, disfrutando del valle del Urgellet. La bienvenida gastronómica, en manos de un logrado aperitivo de áspic de bogavante y verduras servido en copa, sedoso en la superficie gracias a una ligera crema del marisco y de refrescante interior, con la gelatina perfecta, apenas cuajada.

Como entrante, a compartir, la terrina de sardinas, muy frescas, con foie y tomates confitados, todo ello aliñado con una vinagreta de pato. Para aportarle crujiente, una pequeña focaccia de aceite, sin la cual el conjunto del plato no hubiera resultado tan redondo.

Y hablando de panes, muy buen pan, crujiente y esponjoso, servido con mantequilla -¡de Cadí, por supuesto!-.

De segundo, mi cómplice de cenas románticas testeó con elegancia los lomos de merluza de anzuelo en marinera de berberechos y verduras al vermut blanco. La cocción del pescado, clásica -yo la disfruto más menos hecha- y, en cambio, las verduras crocantes y los berberechos relucientes, mucho más atrevidos, apenas cocinados. En cualquier caso, sutil combinación de sabores.

Yo opté por las alitas de pollo de corral -creo que el reciente buen recuerdo de las de Ten’s me impulsó a ellas-, también crujientes, también deshuesadas, también en mar y montaña, combinadas en esta preparación con langostinos a la plancha y confitadas junto a un resultón estofado de cangrejos.

Desistí de los quesos, a pesar del buen aspecto de un carro con una selección de una veintena de referencias de no más de 50 Km. de distancia, pero fue por una buena causa. En concreto, la tarta de hojaldre casero -¡qué buen regusto a mantequilla!- y pera de Lleida asada, con salsa de vainilla y requesón del Cadí. Sin duda, mereció el sacrificio.

Para beber, además de aguas, media botella de la suavidad riojana de Viña Alberdi 2005, un pulido y correcto Rioja Alta, de precio excesivamente subido -¿por qué se penalizan tanto los formatos pequeños?- en una exuberante carta, prolífica en referencias de alto nivel.

En los petit-fours, una gominola de fruta de la pasión y vainilla, un buen financier y un requetegoloso macaron de dulce de leche.

En total, 110 euros para una velada romántica para dos en un entorno seductor. Puestos a recomendar, la experiencia mejora haciendo noche y disfrutando del discreto jacuzzi exterior aunque, obviamente, el presupuesto se incrementa.

Post written by Daniel Muro

Tags: el castell de ciutat, Hoteles, la seu d'urgell, lleida, Restaurantes

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