Gaig [2016]

lunes, marzo 7th, 2016 | Barcelona, Restaurantes

Hacía más de medio año que no pasaba por el local de Carles Gaig. Ambiente tranquilo, pese a las generosas dimensiones. Desde la fusión con la Fonda, mesas aún más espaciadas. Y buen servicio, dirigido como siempre por Fina, mujer de Carles, ambos presentes en el local el mediodía de autos.

Restaurant Gaig  |  Barcelona

Restaurant Gaig | Barcelona

Muy buena entrada para ser un laborable y no disponer de una opción de menú económico de mediodía. La carta, como es habitual tras la reconversión, muy amplia, aunando propuestas de la vertiente más gastronómica con la carta llamada de mercado, de manera que bien se pueden combinar los célebres y celebrados macarrones del cardenal con el lenguado con parmentier de coliflor y caviar beluga.


Se inicia la sesión con los snacks: hojaldrado de queso, buñuelito de queso -blando, muy flojo-, y una sabrosa galletita de sésamo que dignifica un tibio arranque.

Pero empieza el Gaig de siempre con el aperitivo del día, una sedosa crema de ñámeras con foie. Buen entrante. Me viene a la memoria la sensacional brandada de bacalao que, también en funciones de aperitivo del día, nos sirvieron en mi última visita. La busco hoy en la carta, sin éxito.

Pero a falta de brandada buenos son buñuelos, también de bacalao, por supuesto. Estos sí, un seguro, perfectos, como siempre.

Pocos años he disfrutado como este la temporada de guisantes. Carles colabora en mi particular festival de la legumbre verde con los guisantes rehogados, casi lágrima, tiernísimos, espléndidos, con una intensa butifarra negra servida en cuenco aparte, al estilo de los sacramentos en las alubias de Tolosa.

Otro momentazo son los canelones tradicionales con crema de trufa. Los de Gaig se disputan mi top barcelonés con los de Via Veneto… el tercer puesto del podio estaría más abierto.

Buñuelos de bacalao  &  Mollejas

Buñuelos de bacalao & Mollejas

Tiempo para la casquería con otro de los ingredientes recuperados en su momento por la Fonda, las mollejas de ternera, extraordinarias. Hoy, lacadas al jengibre. Melosas, jugosas, en impecable cocción. Un buen pan blanco apura la viciosa demiglace. Recuerdo otras de nivelón, como las de Albert Ventura en el cercano Coure, o incluso las de su discípulo Armando Alvarez, afincado en Capet, en gustoso escabeche de azafrán.

Nos lanzamos al dulce con el postre del día, un recuit artesano con fresones y texturas de miel -eso nos anuncian, aunque me cuesta creer que este título venga de cocina-. Muy buen producto, pero poca chispa. Y esperaba mucho más de las llamadas texturas en un postre por encima de los 10 euros. Me temo que una espuma y una cucharada de miel no justifican el enunciado, habrá que darle una vuelta.

Cerramos con un trío clásico de petis: gominola, palmerita de hojaldre y trufa. Muy bien los tres.

Recuit  &  Petit-fours

Recuit & Petit-fours

Con aguas, una copa por cabeza del coupage tinto de Marmellans (Montsant) y un único café, 70 euros por comensal. Hay que replantearse los snacks y, seguramente, revisar algunos precios que deberían desterrarse ya de estos tiempos (panes y aperitivos -aquí al menos lo avisan-, copas de vino a precio de botella…) pero, en cualquier caso, mientras los grandes clásicos de Gaig sigan brillando, difícilmente fallaré en mi visita anual.


Post written by Daniel Muro

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