Bar Thonet

martes, febrero 26th, 2019 | Barcelona, Restaurantes

El ahora llamado Grill Room Bar Thonet es un local con recorrido. Se cuenta de él que, cuando albergó el Café Torino, fue el primer establecimiento que introdujo el vermut en Barcelona. Su edad -se inauguró en 1901- le da para haber vivido no pocas etapas y haber pasado por varias manos. Desde hace unos meses, su carta de tapeo y platillos se ha visto lustrada por la buena mano de Albert Ventura, que junto a Albert Taberner, propietario del mítico London Bar, han decidido tomar las riendas de este histórico espacio.

Grill Room Bar Thonet | Barcelona

Grill Room Bar Thonet | Barcelona

En la calle Escudellers, a escasos 50 metros de Les Rambles, el nuevo Bar Thonet mantiene su inconfundible imagen modernista, con sus preciosas vidrieras y su interior de altos techos y vigas de madera. La larga entrada alberga una barra, ancha y con cómodos taburetes, además de algunas pequeñas mesas altas que acaban de aprovechar la amplitud del pasillo central. Al fondo, una zona de comedor comeplementa el espacio con más mesas, estas ya de altura convencional, para alcanzar un aforo final mucho más nutrido de lo que uno imagina antes de entrar.


Pero, a riesgo de resultar prosaico, los restaurantes no viven -o no deberían hacerlo- de su historia ni de su fachada, sino de sus méritos en cocina y sala. Y en este sentido, Albert es gran valedor de los fogones del Thonet. Y es que, más allá de las virtudes del recetario gastronómico del chef en Coure, Ventura ya ha defendido con enorme solvencia un estilo más informal de tapas y platillos, ya sea en la propia barra de su buque insignia, como en su paso por proyectos como Wall 57 o El Cercle.

Ambiente algo frío el día de autos -las noches de laborable son complicadas incluso en el centro-, pero ganamos, a cambio, en la elección de mesa y, a pesar de algunas sonoras reticencias de una de las componentes del equipo, conseguimos que no nos dejaran en penumbra, a pesar del amago inicial.

La carta es amplia y cuesta descartar, pero en el apartado de tapeo las croquetas son ineludibles, y más cuando eres fan de las de la barra del Coure. Aquí también son de pollo asado, pero sin el curry del que me hice adicto en el Pge. Marimon. No importa. Crujientes por fuera y, en su interior, de líquida bechamel y melosos tropezones de considerable tamaño. De top.

Croquetas & Boquerones

Croquetas & Boquerones

Los boquerones rebozados también son impecables. No se busca, en este caso, el crujir del envoltorio, sino un fino rebozado que mantenga jugoso el pescado. Buen aporte cítrico en la mayonesa.

Generosa tortilla de patatas con cebolla, hecha al momento -me encanta esta tendencia, acabemos ya con las tortillas mustias y recalentadas-, y para adeptos de las poco cuajadas, grupo al que confieso pertenecer. Nos ofrecen añadirle butifarra blanca y hacemos bien en aceptar la sugerencia.

Seguimos con el mollete, goloso, de secreto ibérico y payoyo.

Tortilla & Mollete

Tortilla & Mollete

Fuera de carta, espléndido steak-tartar, que pedimos desacomplejado en picante y así llega, además de meloso, y acompañado de las preceptivas tostadas y buena mantequilla, ligeramente aromatizada.

Ya pasando al dulce, las traicioneras expectativas del mítico babá al ron de Albert nos perjudican algo en el borracho -achispadillo, todo lo más- de almendras, con frutos rojos y un par de viciosos cremosos de chocolate negro y vainilla.

Resultona carta de vinos, con mayoría de referencias de perfil conocido. De entre la quincena de blancos, Dido 2016 (Venus la Universal), el conocido e infalible Montsant de  Sara Pérez y René Barbier que, como siempre, luce mediterraneidad y la profundidad del coupage de viñas viejas de macabeo, garnacha blanca y cartoixà (la xarel·lo del Priorat).

Borracho & Dido

Borracho & Dido

Lo reconozco, en realidad pedimos más platillos, pero la honestidad del servicio nos recomendó, con buen criterio, posponer nuestro final triunfal a base de callos. Se queda para futuras visitas, como la caballa en escabeche, el tarro de bonito con tomate, el bacalao a la llauna, las albóndigas con sepia…

80 euros entre 2. Partiendo de la base que 34 son del vino, y hay que contar un café y una botella de agua, poco más de 20 euros por cabeza sin bebida. Nada mal.


Post written by Daniel Muro

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