Tribia

sábado, enero 3rd, 2009 | Hoteles, Restaurantes, Resto de Catalunya

Desde que decidimos hacer un fin de año alternativo hasta que decidimos dónde, pasaron por mi cuenta de correo un par de docenas de ofertas de hoteles y restaurantes de toda Catalunya, más alguna que otra de destinos europeos. Después de estudiarlas detenidamente, nos decantamos por el Wine Resort de Can Bonastre y su restaurante Tribia.

Can Bonastre Wine Resort - Masquefa

Can Bonastre Wine Resort - Masquefa

Llegamos la misma tarde del 31, teniendo tiempo suficiente de disfrutar del Acbua, su Spa de 400 m2 con espectaculares vistas a la montaña de Montserrat, antes de ponernos bien guapos para la cena de Nochevieja del Tribia.


Su chef, desde hace sólo unos meses, es Víctor Gómez, que a pesar de su juventud (26 añitos, quién los pillara…), ya ha pasado por las cocinas del Hotel 5* GL de La Gavina, o por restaurantes tan conocidos como Gaig, Hispania o Mugaritz (¡ahí es nada!). En Can Bonastre se ocupará de la carta del Tribia, el restaurante gastronómico, y de la del Food & Cups, un espacio más informal, con un estilo de taberna moderna, en el que se pueden comprar los vinos que elaboran en su propia bodega, gracias a sus 50 hectáreas de viñedos y a su docena larga de variedades de uva.

Acbua Spa & Restaurant Tribia

Acbua Spa & Restaurant Tribia

Coincidimos en la sala del Tribia con 4 parejas más, por lo que la cena iba a ser íntima. El menú, especial para Nochevieja, era para todos igual, aunque se iba sirviendo individualmente al ritmo que iba marcando cada mesa.

Nada más entrar, bienvenida por parte del chef, que nos sirvió una copa de Pommery y nos preparó in-situ un par de blinis con generosas raciones de caviar de Riofrío, uno aderezado con una grasa de ibérico y el otro con salsa de yogur. Ambos muy acertados, aunque me pareció mucho más atrevido el primero por el contraste del caviar con el regusto a jamón. No pudimos negarnos a repetir…

Después de unos snacks (como es normal, algo oscurecidos tras los blinis con caviar), empezamos con los aperitivos, una esferificación de melón con jamón (¡qué ironía, con lo que hemos intentado hacerla en casa este año sin éxito!). y la langosta -una pequeña porción- ahumada al momento (con un muy buen punto de cocción y, tal vez, la elaboración más sorprendente de la noche).

Blini de caviar con grasa de ibérico & Langosta ahumada al momento

Blini de caviar con grasa de ibérico & Langosta ahumada al momento

En los entrantes, los berberechos con frutos rojos y aire de marialuisa fueron el plato más flojo, ya que los pequeños protagonistas eran realmente pequeños y estaban demasiado hechos, y cuando nos llegó el plato a la mesa, el aire se había esfumado y transformado en un caldito poco sabroso.

El segundo entrante fue un dado de foie con un corazón de praliné de avellanas y acompañado de pera especiada. Aquí hubo diversidad de opiniones. A mí me gustó mucho el contraste de la avellana con el foie, nunca lo había visto combinado así. A mi pareja no le emocionó tanto, quizás hastiada ya de la eclosión de los micuits en cada rincón del mundo (no hacía ni dos días que me comentaba lo mismo un buen amigo).

Continuamos con lo que también empieza a ser un clásico de los restaurantes modernos, el huevo a baja temperatura. En este caso, servido con unas lascas de trufa negra. Suave, aromático, en su punto, uno de los mejores de la sesión.

El siguiente plato combinaba unas frescas gambas de Palamós (no eran muy grandes, pero sí muy sabrosas) con una patata melosa (un dado recubierto de costra, pero con interior casi en formato puré) y aderezada con ajos tiernos y apio.

Acabada ya la extensa y lujosa fase de entrantes, con el apetito ya algo resentido, entramos de lleno en los platos principales con lo que por unanimidad en nuestra mesa (2 votos a 0) fue el mejor plato de Nochevieja, la lubina salvaje con hierbas frescas y cítricos. Perfecta en el punto de cocción y con ese intenso sabor a lubina de costa auténtica que cada día cuesta más de encontrar. Tanto las hierbas como los cítricos potenciaban el aroma y redondeaban el plato. Sobresaliente.

Para la carne, el Maurel 2007, un excelente chardonnay -por supuesto, de elaboración propia- con algo de barrica, que nos sorprendió muy gratamente, fue substituido por el Nara 2006, un coupage de cabernet sauvignon al 70% y resto de merlot y syrah, de aroma a frutos rojos dulzones y notas tostadas, y muy amplio y equilibrado en boca. Nos gustaron los dos.

Gambas de Palamós con patata melosa & Lubina de costa con hierbas y cítricos

Gambas de Palamós con patata melosa & Lubina de costa con hierbas y cítricos

El solomillo final, de ternera, acompañado de setas y, a modo de tournedó, sobre una base de pan tostado, estaba algo pasado de punto para nuestro gusto y sufrió la incipiente saturación de nuestros bien entrenados pero limitados estómagos. Quizás pecaron de no preguntar el punto deseado de la carne.

Nos acercábamos peligrosamente a las 12 y pasamos a los postres, de la mano de una copita de Gramona III Lustros, todo un clásico de reputación intachable. El primer plato dulce de la noche fue la bavaroise de vainilla y sechuán, con limón y fresas. A pesar de la heterogeneidad del punto de maduración de las fresitas a mí me pareció refrescante y me gustó (mi pareja ya estaba casi out). El último, el crocant de chocolate y turrón, con menta y lima, me gustó algo menos por encontrarlo un poco apelmazado, aunque la combinación de sabores era divertida.

Como la tradicional ingesta de uvas de la suerte se hacía en el recinto del Food & Cups, levantamos la sesión del Tribia y nos dirigimos hacia allí, sobrándonos la friolera de 4 minutazos. Allí estaba Víctor, el chef, que llevaba ya media hora preparando con mimo las 12 uvas, no sólo pelándolas y extrayendo sus pepitas, sino decorando individalmente cada uno de los frutos. Sólo tuvimos tiempo de ver que enero llevaba oro comestible y diciembre una versión de los famosos peta-zetas de nuestra infancia para acabar con la explosión final en la boca. Eso sí, siempre quedará la foto para la posteridad.

Uvas de la suerte | by Víctor Gómez

Uvas de la suerte | by Víctor Gómez

Brindis con Pommery y ¡¡ Feliz 2009 a todos !!


Post written by Daniel Muro

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1 comentario to Tribia

[…] continuación a la cena de Nochevieja del Tribia -en el post anterior-, iniciamos el 2009 con un brunch en Can Bonastre (no servido en el […]

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