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Caldeni [2014]

sábado, mayo 17th, 2014 | Barcelona, Restaurantes

Hace aproximadamente un año Pau Arenós confeccionaba un pequeño ranking con los que consideraba los mejores bistronòmics de la ciudad:  Coure, Gresca, Embat, Mil921, Blau y Caldeni. Los seis siguen vivos y en buena forma. Por algo será.

Hoy nos ocupa Caldeni, el restaurante de Dani Lechuga, de apellido contradictorio si nos atenemos a su fascinación carnívora. Y es que es de sobras conocido por la gastrosfera barcelonesa que la propuesta de Dani es una de los mejores en lo que a vacuno se refiere. No en vano, su vinculación familiar con el sector le ha permitido adquirir amplios conocimientos sobre selección de piezas, puntos óptimos de maduración y, por supuesto, su elaboración.

Pero la cocina de Dani es mucho más que eso. Uno no es Cuiner Jove del 2010 (Acadèmia Catalana de Gastronomia), o Cocinero del Año 2011 (Fòrum Gastronòmic de Girona) sin méritos más que demostrados en todas las disciplinas de una cocina.

Ya en la mesa de Caldeni, los snacks habituales -no por ello me canso de su filopizza y sus grisini con mayonesa de sésamo- y, como aperitivo del día, un capuccino de puerros con berberechos, frescos, apenas hechos por el calor de la crema. Bien, bien.

Por supuesto, existen fórmulas predefinidas, perfectas para pensar poco y dejarse llevar, pero optamos por hacemos nuestra propia degustación, poniendo a prueba unos cuantos platos de la carta, todos a compartir. Empezamos muy a lo Tickets, con el jamón de mar, el toro atún, sedoso, con un suave aliño de anchoa y piñones.

También amable, un meloso tartar-niguiri, en el que el mamet ejercía de arroz, con erizos y un acertado aunque para mi gusto demasiado leve recuerdo ahumado de la anguila. Un buen pan de algas acompaña con éxito.

Ya dentro de lo que Dani cataloga como la selección especial de carnes, su ya célebre steak-tartar, en esta ocasión de solomillo de Angus Beef, tierno, cortado a cuchillo y sutilmente condimentado, donde parece apreciarse un interesante matiz de vino oloroso y un punto picante que, aunque provocó alguna discrepancia en la mesa, me dio la sensación de que le hacía crecer. Sigue en mi top de la ciudad.

No abandonamos la proteína con el onglet con salsa priorato. Cortado a lascas y en perfectísimo punto, tanto de maduración como de cocción. Extraordinario, el clímax de nuestro particular menú.

En los dulces, bastante mejor la torrija de focaccia, acompañada de helado de yogur, que el minitiramisú de chocolate blanco, muy cremoso pero poco sápido.

Con un par de pequeñas madalenas en los petit fours y, en las copas, todo un PSI 2011 -Ribera del Duero, un fantástico Dominio de Pingus a precios terrenales-, 65 euros por cabeza.

Para reforzar la oferta y dar más tranquilidad a la cuenta de resultados, Dani también ha abierto Bardeni, una barra en el local anexo a Caldeni que, siguiendo el camino iniciado por Albert Ventura en Coure, ofrece platillos de calidad con sello de autor. La visita al meatbar queda para otro día.

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, bardeni, bistronómicos, caldeni, dani lechuga, onglet, Restaurantes, steak tartar

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