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Bruixes de Burriac

lunes, noviembre 3rd, 2008 | Hoteles, Restaurantes, Resto de Catalunya

Teníamos en nuestro poder un bono regalo de Smartbox, concretamente el Delicias del Pasado, que nos garantizaba una noche en un atractivo hotel a escoger, precedida de una cena con menú degustación. Estuvimos dudando entre ir al Mas Pau (Avinyonet de Puigventós) o al Gran Claustre (Altafulla), pero como en el primero estuvimos hace muy poco, nos decantamos por el tarraconense, cuyo restaurante, Bruixes de Burriac -con supervisión de Jordi Vilà, del estrellado Alkimia de Barcelona-, no tenía en absoluto malas críticas.

El hotel es coqueto, romántico y cuenta con 20 habitaciones, cada una de ellas con un nombre que hace referencia al estilo de su decoración. La nuestra, ‘Acero Dulce’, en tonos grises y beige, combinaba detalles en obra vista con mobiliario en acero galvanizado y un generoso y bien compartimentado armario empotrado. El lavabo, amplio y moderno, completaba una buena estancia.

En el Bruixes de Burriac habíamos confirmado nuestra reserva a las 9 y, como habíamos comido ligerito, un par de minutos antes de la hora, ya estábamos buscando el acceso al restaurante. El local dispone de dos pequeñas salas, cálidas y acogedoras, repartidas en dos pisos. Lo que resulta difícil de justificar es que permita fumar en espacios tan reducidos y con poca ventilación. Nosotros tuvimos suerte y hasta el final de la cena, los fumadores no se animaron a hacer uso de su derecho.

Nuestro bono regalo incluía una botella de cava y un menú degustación, que nos permitieron configurar a nuestro gusto, escogiendo de la carta un par de entrantes, un pescado, una carne y un postre. Antes de empezar con el menú, dos aperitivos, el chupito de pan con tomate y fuet (ya se nota de entrada la mano de Vilà, al incorporar todo un clásico del Alkimia), y un sabroso flan de parmesano con confitura de naranja.

Los entrantes elegidos fueron un tartar de atún con algas y erizos de mar, que estaba muy sabroso y bien combinado, y al que sólo se le podía achacar un exceso de frío (media horita menos de nevera le hubiera venido la mar de bien); y una ensalada de alcachofas con jamón de bellota y crujiente de parmesano, que no estaba mal pero que, inevitablemente, salía perdiendo al compararlo con el último plato que comí con alcachofas en el Saüc (sí, lo sé, comparación injusta donde las haya, ya que los platos no tenían nada que ver, pero tenía tan reciente la maravilla del Saüc…).

Los segundos subieron un peldañito, tanto en pescado como en carne. El pescado, unos dados de bacalao con pil-pil a la miel y mollejas, con muy buen punto del bacalao, agradable pil-pil y, aunque un poquito secas las mollejas, un resultado final más que digno. La carne, el mejor plato de la noche, consistió en la espaldita de lechazo churro con patata violeta y foie. El lechazo, que por su buena cocción ya estaba tremendamente meloso, se ayudaba de una demiglace de carne y de una reducción de vino tinto, además del puré de patata violeta (pero muy violeta… ¿sería natural?) y de una pequeña porción de foie a la plancha. La buena pinta de la imagen inferior le hace justicia…

El postre que escogimos fue la crema de jengibre con gajos de mandarina, lichis y espuma de yogur. Bien, refrescante, aunque la espuma de yogur había quedado algo insípida. Para la próxima visita, me apunto la espuma de mascarpone con flan de chocolate y helado de café.

Como el bono llevaba incluida una botellita de cava (el brut de Sumarroca, por cierto), a la carta de vinos no le prestamos demasiada atención, pero a pesar de que había oído que era cara, a mí no me lo pareció en exceso, contando incluso con referencias como el Kripta de Agustí Torelló Mata a 43 euros (a precio de bodega barata).

Servicio correcto, aunque algo irregular debido a la tosquedad de uno de los camareros. El resto, muy amable, en la línea del servicio del hotel.

Post written by Daniel Muro

Tags: alkimia, altafulla, bruixes de burriac, gran claustre, Hoteles, Restaurantes, tarragona

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