Estocomo

Ébano

martes, septiembre 19th, 2017 | Restaurantes, Resto de Catalunya

En una preciosa casa señorial de Bellaterra encontramos Ébano, el elegante proyecto gastronómico de la familia Mateu. Le añaden la coletilla de Gastro-Bar pero, a pesar de que en su carta dedica un generoso apartado a platillos y opciones más informales, tiene hechuras de restaurante en toda regla.

De los Mateu, Tommy, con formación made in Hofmann y maduración profesional en Alkimia, Nerúa o Can Poal -menos nombre, pero buen presagio arrocero-, es el responsable de los fogones, proponiendo una carta mediterránea y actual, y con no pocas posibilidades, tanto para defender un formato a compartir como para optar por el modo tradicionalmente onvencional de entrante y segundo.

El jardín es realmente acogedor, pero la lluvia frustra nuestras bucólicas intenciones terraceras. No importa, el interior, repartido en diferentes espacios, también resulta agradable y, al llegar pronto, accedemos sin problema a una de las luminosas mesas junto a la cristalera.

Recepción con aceitunitas y magníficas cortezas de cerdo, finísimas, viciosas. Una sedosa parmentier trufada con migas llega también como aperitivo de la casa. Me gustan estos detalles, aunque más si son realmente una cortesía del restaurante y, como tal, no se reflejan en la cuenta, aunque sea en un pequeño concepto de 1,75 euros por servicio -o pan/entretenimientos, como figura aquí-, en una de esas feas costumbres que conviene ya empezar a desterrar de nuestros restaurantes.

Nuestra comanda oficial empieza en la brandada de bacalao, muy pura -aunque no me importa en absoluto el uso de la patata si añade cremosidad sin perjuicio del sabor-, en interesante combinación con ajo negro. En su debe, algo penalizada por una temperatura excesivamente baja que denota su demasiado reciente paso por frigorífico.

No hay reproche alguno para la delgada coca de sashimi de atún, muy sabrosa, en buena textura.

Y aún mejor el aterciopelado cebiche de gamba roja, con aguacate, cebolla morada, huevas de trucha, brotes de cilantro y buen aliño. Las proporciones también encajan.

Notable steak-tartar, que llega meloso y en conveniente corte a cuchillo, con el prudente nivel de picante solicitado y acompañado de finísimas chips y puntos de mostaza. Eso sí, el mejor de los matices lo aporta la presencia ahumada de la anguila.

La fresca mencía de Akilia Villa de San Lorenzo 2015, correctísimo en nariz y boca, justifica el buen trato de Robert Parker hacia esta joven y atrevida bodega del Bierzo. Y me gusta la elección de la mencía como tinto de la casa a copas para este estilo de carta. Ya que estamos, propongo incluir también algún trepat para subir nota.

En la parte dulce, el tiramisú cumple sin problemas, con la apetecible propina de las garrapiñadas caseras.

Con un refresco inicial -mi dosis extra de azúcar para días ajetreados-, muy buenos tiempos de servicio y un equipo de sala atento, 40 razonables euros por cabeza. Me esperan los arroces en la próxima visita.

Post written by Daniel Muro

Tags: bellaterra, carpaccio de gambas, gastrobar, jardín, platillos, Restaurantes, steak tartar, terraza

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