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Arola Arts (II)

lunes, febrero 13th, 2012 | Barcelona, Hoteles, Restaurantes

Reconozco que, para ocasiones especiales, me puede la combinación de tapeo de calidad en un ambiente chic. Arola Arts es uno de los locales de Barcelona que cumple de sobras con ambos requisitos.

Llegamos relativamente pronto, apenas unos minutos por encima de las nueve. Como en anteriores visitas -todas ellas en viernes o sábado-, antes de las diez el local estaba absolutamente repleto, principalmente gracias al turismo internacional, aunque se veía algún reducto de mesas tan autóctonas como la nuestra.

Nos entretuvimos por cuenta de la casa con una lata de buenos mejillones -frescos en realidad, muy al estilo Abellán-, en suave escabeche.

Y ya inaugurando nuestra factura, la potencia gustativa de las berenjenas, escalivadas y ahumadas, bien aliñadas y con el contrapunto de piñones y arbequinas, variedad habitual de un viejo amigo, el magnífico aceite de La Boella que nos acompañó durante la cena, dando alegría a un buen pan de coca con tomates.

Más que satisfactorio también el ceviche de bogavante, muy fresco y con divertido juego de texturas. En su contra, una ración muy escasa, apenas dos bocados, demasiado incluso para las ya de por sí moderadas raciones que componen las tapas de Arola Arts.

Uno de los ingredientes fetiche de Arola, las sardinas -ese producto gourmet de bajo precio-, vinieron suavemente marinadas y en aceite, con finísimas tostadas, una pizca de tomate picado para disponer sobre el pan, y un pequeño cuenco de caviar de arenque para coronar el canapé que nosotros mismos montaremos.

Pasamos a las tapas calientes con los guisantes del Maresme, de un verde reluciente, pequeños sin ser minúsculos, al dente, casi como la naturaleza los trajo al mundo. Una explosión de sabor en cada cucharada, ayudado por la crema de menta y de la propia semilla, y un toque floral que se notaba más en el paladar que en la pituitaria,

¿Qué decir de las patatas bravas de Arola que no se haya dicho ya? De bocado pequeño, perfectamente confitadas, crujientes por fuera e interior cremoso, con su combinación de salsas en buen equilibrio. Lo reconozco, junto a las de Bohèmic, ningunas bravas de Barcelona me gustan más.

Poco fotogénicos -aunque poco importa- los huevos rotos, quebrados delante del comensal, mezclando el huevo con un nido de patatas paja, convirtiéndolo en una especie de tortilla de patatas deconstruida que, sin la elegancia de la del madrileño Nodo, mantiene claros sus referentes gustativos.

Muy buenas alitas de pollo, crujientes, deshuesadas, jugosas, arropadas por un trío de salsas, mayonesa, mojo picón -demasiado suave- y yogur con pepino, siendo este último juego el que más me gustó.

En los dulces,escogimos el postre Cítricos, una refrescante combinación en la que predominaban los toques de naranja, y el Chocolate 2012, con esa denominación a lo Ramon Freixa, todo un subidón de cacao en varios formatos, bien conjuntado por un cremoso helado de avellanas.

Para regarlo, mucha agua y una sola copa de Milmanda 2008, ese elegante chardonnay de La Conca de Barberà de las bodegas Torres, complejo, largo, luciendo sus 91 bien ganados puntazos Parker, servido a la cuasiparisina tarifa -y excesiva, que esto es Barcelona- de 16 euros la copa.

En total, dado que lo descrito era para compartir entre 3, la minuta final ascendió a algo menos de 50 euros por cabeza. Para una cena ligera a base de buenas tapitas en un entorno glamuroso, y tratándose de una ocasión especial, es asumible. Me temo que seguiré cayendo de vez en cuando en la tentación de Arola Arts.

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, bravas, hotel arts, Restaurantes, sergi arola, tapas

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