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Casa Darío

viernes, mayo 13th, 2011 | Barcelona, Restaurantes

Clásico entre los clásicos de Barcelona, Casa Darío es uno de esos restaurantes que resiste con convicción el paso de los años y la evolución de las nuevas tendencias.

Ha vivido épocas de mayor repercusión mediática, aunque no parece estar demasiado afectado por los malos tiempos tras ver el éxito de público -lleno- del pasado viernes. Producto fresco y carta extensísima, sobre la que decidimos configurarnos una pequeña mariscada a base, principalmente, de medias raciones.

Abrimos boca con un pequeño aperitivo de empanada -de carne, con su toque de choricillo ahumado y masa recia, muy buena- y una ensalada a la antigua usanza, de las que ya apenas se ven en las cartas de los restaurantes, coronada por una buena conserva de ventresca de atún. Formato tradicional, pero no esperaba menos. El aliño, servido en cuenco independiente, a cargo de una buena vinagreta.

Le siguió una ración de pulpo a feira. Reconozco que eché de menos una patatita, pero el cefalópodo lucía buena textura, estaba muy meloso y bien condimentado -¡qué bien le va la sal maldon a esta preparación!-.

Media ración de pesacaíto frito -reconozco que me esperaba una versión más andaluza-, que consistió en unos llucets sabrosos, de rebozado muy poco aceitoso aunque tampoco crujiente. Quizás me descolocaron las expectativas.

Otra media de excelentes almejas de Carril, de tamaño considerable y, sin ser especialmente tiernas, haciendo uso de la jerga enológica, elegantes y de larguísimo y agradable postgusto.

La media de navajas a la plancha fue el menos brillante de la noche. Ejemplares grandes y sin tierra, pero algo flácidas y de sabor apagado.

Cerramos la mariscada con media ración más, en este caso de unas fantásticas gambas de Palamós a la plancha, no muy grandes, pero sí muy frescas, de cuerpo terso y jugoso y con toda la esencia de sus cabezas.

De postre, unas correctas cañitas de Lugo o, lo que es lo mismo, unos canutillos de hojaldre rellenos de crema pastelera… Por cierto, recuerdo con cariño los del Amaya, ¿seguirán haciéndolos tan maravillosamente bien como años atrás?-. Y para no dejar solas a las cañitas, unos orejones y una copita del vino de licor Morriña por cuenta de la casa.

Para dar uso a la buena cristalería, Viñas del Vero Gewürztraminer 2009 del Somontano (pago El Enebro). Cítrico, floral, notas de piña, lavanda, rosas y una acidez más que suficiente para acometer con nuestra particular mariscada.

Sumando a todo esto una botella de agua, 65 euros por persona.

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, gambas, marisco, marisquería, pulpo, Restaurantes

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