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Suculent

lunes, octubre 1st, 2012 | Barcelona, Restaurantes

Desde que el fonómeno bloguero entrara con fuerza en la gastronomía, de vez en cuando, una de las novedades en restauración, por unas u otras causas, se convierte en estrella protagonista de muchas de estas gastropublicaciones digitales. Suculent es uno de estos casos. He leído mucho de él -generalmente muy bien-, hasta el punto de sucumbir esta semana a sus cantos de sirena.

Detrás de la propuesta, unos cuantos nombres, alguno de ellos potente, como el de Carles Abellán, partícipe de la sociedad y más que probable catalizador del boom mediático. Además, Toni Romero, avalado por su paso por elBulli, se responsabiliza de los fogones.

Su ubicación, ravalera a más no poder, en plena Rambla, a 30 pasos del mítico Casa Leopoldo. Llegamos sin reserva, un miércoles por la noche, poco antes de las 9, y nos dieron la última mesa disponible.

Servilletas desbordantes y mesas desnudas, de madera tabernaria, en el buen sentido, por supuesto. De hecho, el ambiente ya es muy de taberna, de una tasca con personalidad, con cierto aire canalla y un encanto especial. Buenas aceitunitas variadas en la bienvenida.

En la carta, platos de siempre, sin trampa ni cartón. En la cocina, buen producto y preparaciones claramente reconocibles.

Empezamos. ¡Que no falten las croquetas! De pollo, de bechamel algo líquida pero con la innegable esencia del corral.

Fuera de carta, desestimamos las primeras setas de temporada para decantarnos por la fritura -presentada en cucurucho- de salmonetes. Frescos, crujientes, envueltos en un fino enharinado.

Aumentamos la contundencia con el cap-i-pota, de buen sabor y grandes garbanzos, con predominio claro de la textura gelatinosa -¿demasiado o es que soy más de tripa?- y, para dar trabajo al mullido pan rústico del Forn de Sant Josep, salsa a raudales.

Mayor triunfo el del rabo de ternera estofado, meloso, desprendido, jugando con la cotizada suavidad del tuétano y compartiendo fluidos con los de la zanahoria, presente en mirepoix.

Para regarlo, ojo a una más que interesante carta de vinos -tanto a copas como por botellas- a precios comedidos y, en particular, atención al Susterris de Castell d’Encús, en este caso sin etiqueta por la colaboración Bobet & Abellán, un pinot noir subido de tono, muy frutal, goloso, todo un descubrimiento, digno de una de las bodegas que más viene empujando estos últimos años. Sólo las copas, algo pequeñas, descuadran algo en una atractiva oferta enológica.

De postre, aprovechamos la recta final del tiempo de higos para regalarnos una fresca ensalada del carnoso fruto en varios formatos, que acompañado de un cremoso de nata traía a la memoria esos higos con chantilly que hace años lucían en la carta de restaurantes de alta cuna. Sin duda, la versión más contemporaneizada de la noche.

La relación calidad-precio, en su sitio. 39 euros por barba.

Saborós, honest, Suculent…

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, carles abellán, croquetas, rabo de toro, raval, Restaurantes, toni romero

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