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Mont Bar [2015]

viernes, junio 19th, 2015 | Barcelona, Restaurantes

Me da que el término gastrobar está cayendo en desuso. Es lo que tienen las modas, incluso lingüísticas, vienen y van. Creo que Mont Bar fue de los primeros en los que lo apliqué. Le iba bien: pequeño local, poca parafernalia, cocina con sensibilidad y producto de altura. De esos sitios en los que, sin conocerlos, jamás esperarías encontrar platos como el de la imagen de cabecera. Pero se le ha quedado pequeño. Mont Bar, gastrobar o restaurante, no solo vino para quedarse, sino que ha crecido.

El día de autos era un miércoles por la noche. Pero les da igual, lleno absoluto, como casi cada día que paso por delante. La reserva previa, por tanto, más que recomendable. Acomodo en mesita interior -qué poco soy de terrazas…- y mirada de reojo a esa sugerente vitrina de recuerdos de lo que debieron ser grandes veladas regadas con Pingus, L’Ermita o Únicos de Vega Sicilia.

La carta, algo más larga de lo que tenía presente, al menos en las opciones cárnicas. Sin apenas espera, las croquetas de jamón, dignas del listón de la ciudad, que ya hace un tiempo que no es mal elogio, sabrosas y en agradable equilibrio entre relleno y una suave bechamel.

Aunque también las probé en mi última visita, repetí las miniburger de vaca dry-aged, perfectas en punto, algo subidas de mostaza, aunque con el velo reparador de una fina lámina de papada ibérica.

Ojo, aumenta la sofisticación con las puntas de espárrago blanco. Se acompañan de unas esferificaciones del propio vegetal, de tamaño ligeramente mayor que el de unas yemas de codorniz, también presentes, ejerciendo estas últimas de imponente salsa natural. Como hilo conductor, un consomé de jamón ibérico. El caldo, clarificado, ayuda a la ligereza del conjunto. Una de las novedades destacadas.

Los buñuelos de bacalao, de excelente rebozado y más que correcto relleno, son culminados por una pizca de allioli de membrillo, mucho menos dulzón de lo que su nombre amenaza.

Expectativas para el ceviche de vieiras. No es para menos. El de gamba de Palamós, disfrutado hace un año en la mesa contigua, las genera. Hoy, además del molusco, erizo de mar, aguacate, granada, pimiento del padrón… todo conjuntado gracias a un espléndido aliño de lima, pitaya, cilantro… notas frescas, anisadas, cítricas, picantes… y mar, ¡mucho mar¡ El mejor de la noche para esta nutrida mezcla de ingredientes.

Convence también el cordero lechal, con su golosa demiglace, un balsámico pesto y unos delicados ñoquis de scamorza -¡qué fan soy de este queso!- que, aun sin darme la sensación de emplearse en su versión ahumada, le aporta profundidad al bocado. Excelente cocción de la carne y notable integración de sabores.

Y se mantiene el nivel con el tiramisú trufado. No es la primera vez que me encuentro en Mont Bar con postres que podrían estar firmados por restaurantes de alta cuna. Esta noche con el mérito añadido de tratarse de una versión del tiramisú -circulan por ahí casi tantos intentos fallidos como versiones-. Mousse de mascarpone sobre bizcocho empapado en amaretto, fino recubrimiento crujiente de chocolate blanco con trufa negra y, a modo de crumble, unas galletas de amaretti y cacao.

La bodega también va más allá de un bar de platillos al uso, con una interesante representación de las denominaciones más conocidas, incluyendo auténticas joyas de la enología. Unos suspiros de los de quién pudiera… y volviendo a nuestras posibilidades, celebramos el inicio de la temporada estival con la cremosa godello del Valle do Bibei de Louro 2013 de Rafael Palacios (DO Valdeorras).

Con aguas y cafés, algo por encima de 60 euros por boca. El precio, también más gastro que bar, pero que poco se desajusta del nivel mostrado.

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, ceviche, eixample, espárragos, gastrobar, miniburger, platillos, tiramisú

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