Estocomo

Bar Bas

miércoles, marzo 30th, 2016 | Barcelona, Restaurantes

Lo reconozco. Mis reticencias a explorar los locales de tapeo céntricos ha retrasado más de lo debido mi paso por el Bar Bas. Y es una lástima, porque aunque son muy pocos los que hacen méritos en su zona, Bar Bas es el claro ejemplo de los que no merecen estar englobados en la amalgama de locales sin escrúpulos, más pensados para el turismo incauto y efímero que para el comensal mínimamente iniciado.

La carta del Bar Bas no pretende revolucionar el recetario barcelonés de la tapa y el platillo, sino más bien al contrario, honrarlo -¡sí, tocando Plaça Catalunya, insisto!- con buen producto y preparaciones hechas con mimo y coherencia. Sabores conocidos y reconocibles.

La sala es agradable, con el impecable sello visual del prolífico estudio de interiorismo Lázaro Rosa-Violán (El Nacional, Bocagrande, Chez Coco, Bardot, Chéri, Ajoblanco, Casa Paloma, Meatpacking Bistró y un largo etcétera).

Espero a mi partennaire con el vermut especial de la casa y unas finísimas patatitas chip, diría que no menos especiales… Patata agria, un par de remojones para aligerarlas de fécula y bien fritas en aceite limpio. El truco no parece tan complicado, pero… ¿alguien sabe de otro lugar donde las sirvan así?

Por supuesto, inspección croquetil de rigor. De jamón y sin cobertura de panko, para variar, aunque es cierto que en este caso lucía mucho más el estupendo relleno, cremoso, sabroso, profundo -probablemente por obra y gracia de un buen jamón-, que el rebozado, un punto tupido.

Entre el producto del día, fotogénicos berberechos gigantes. Así los publicitan y no hay engaño. Llegan a la plancha, hechos lo justo y ligeramente achispados de pimienta, ambos atributos destacables, a mi modo de ver y saborear.

Buen pan de coca, con abundante tomate y el punto justo de arbequina. Da para disfrutarlo solo.

No son pocos ni poco exigentes los posts en los que leo que los guisos son un puntal de la oferta del Bar Bas. Y ni exageran los posts ni defraudan los garbanzos, guisados con espinacas y bacalao, en un fondo vibrante, meloso, vicioso. Necesito futuras visitas para seguir inspeccionando el apartado del chup-chup.

Potente también el canelón de rabo de toro con puré de patata. Tanto el relleno, generoso en proteína, como la demiglace de carne sacan lo mejor de la copa de D’Iatra (Cal Batllet, Celler Ripoll Sans), honesto Priorat de finca, y su potente garnacha de Gratallops.

Selección de 3 quesos -aval by Eva Vila-. Buen trío, pero sigue mi idilio especial con el azul Fourme d’Ambert.

Ya al final, y casi buscando un maridaje inverso, unas correctas trufas de chocolate acompañan el capricho de la siempre estupenda copa de Petit Caligó, uno de los botritizados de DG Viticultors (Penedès), que poco tienen que envidiar a dulces de regiones internacionales de mayor cartel.

En total, poco más de 50 euros por saciado y bien atendido comensal. La irreductible aldea gala del tapeo céntrico barcelonés.

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, garbanzos, guisos, platillos, Restaurantes, tapas

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