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Fabián Barcelona

domingo, enero 31st, 2010 | Barcelona, Restaurantes

Segundo intento de Fabián Martín, el pizzero de Llívia, de aventurarse en territorio barcelonés. Parece ser que en el primero, Taxi Key, a pesar de su buena aceptación entre el público, algunas desavenencias con los socios provocaron que el proyecto no llegara al medio año de vida. Por cierto, el ex-local del Taxi Key, es hoy Saltimbocca, una de las pizzerías más interesantes del momento.

Aprovechamos una escapada fugaz de mediodía para ir a conocer el nuevo local y, de paso, a Fabián, que allí estaba, defendiendo su territorio.

Fabián Barcelona no puede estar más céntrico -rozando la Plaça Urquinaona- y el local se compone de dos pisos, aunque es la planta superior la que aloja el comedor, dejando los bajos para las funciones de bar al uso.

Nada más subir, el propio Fabián nos acompañó a nuestra mesa, justo en la última ventana que da a Fontanella. Buena mesa, a pesar de la limitada generosidad de espacios del local. Servilleta de tela, mantel de hule con clipping de prensa de Fabián y cristalería modesta.

En la carta, las pizzas especiales de la casa conviven con las tradicionales. Éramos dos, así que escogimos una de cada grupo con la intención de hacer un reparto medianamente equitativo. Del primer grupo la elegida fue la calzone de setas; del segundo, la margarita napolitana.

Empiezo por la segunda, aparentemente tan sencilla como muestra la imagen de cabecera, que basa su éxito en sus armas de producto. Su buena masa, convenientemente reposada durante 36 horas, sin notas discordantes de levadura ni de harina; una salsa de tomate natural con el punto correcto de acidez; sabrosa mozzarella de búfala, que apenas se ha resentido en el caluroso proceso de transformación en ingrediente pizzero; y, por supuesto, el despliegue aromático de la albahaca fresca que impregna de su agradable aroma toda la mesa. Por pedir, aprovecho para reclamar un toque más crujiente y, lo más importante, que nuestra redonda elección hubiera llegado más caliente a la mesa.

Nuestra especial, en formato calzone, recubierta de lascas de parmesano y unas hojas de rúcula, y rellena de setas, butifarra de la Cerdanya y mozzarella. Una acertada combinación de salsas -tomate y bechamel- suaviza el conjunto. Muy sabrosa, con su puntillo picante. Es contundente, pero se lleva muy bien.

Como colofón, una mousse de mascarpone con mango, correcta, poco dulce, sin empalagar, pero que tampoco aporta demasiado. ¿Quizás buscar una textura más sedosa? ¿Un sabor más intenso?… Lo cierto es que ya me pasaba lo mismo en Taxi Key, no acabo de entrar en los postres de Fabián.

A excepción del postre, no pedimos ningún complemento no-pizzero de la carta, así que me queda pendiente para futuras visitas probar el tartar de atún, recomendado en alguno de mis blogs gastronómicos de referencia.

Servicio muy justito -salvo excepciones-, de preparación demasiado escasa para un restaurante con especialidades entre los 30 y los 50 euros (nuestra dolorosa, con refrescos y café, algo menos de 60 euros), que no concuerda con la calidad del producto y el talento de Fabián, poniendo en riesgo la sensación de satisfacción global del comensal. Por ahí hay que seguir trabajando.

Post written by Daniel Muro

Tags: fabián martín, llívia, pizzas, pizzería, Restaurantes

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