Estocomo

Terrabacus

domingo, noviembre 16th, 2008 | Barcelona, Restaurantes

Como el somelier nos dijo, Terrabacus es, más que un sitio de tapeo moderno, una enoteca gastronómica. La base de tal afirmación se basa en que, a la buena carta de vinos que tienen (aunque en un curioso formato de fichas, a modo de los catálogos de pinturas), con más de 200 referencias, se ha de añadir que los precios de las botellas sólo están un poco por encima del precio de mercado, con lo que ir a degustar unos platillos a este local es una buena excusa para disfrutar de un buen vino a un precio razonable.

El pasado viernes dignificó nuestro paladar un estupendo Malleolus de Emilio Moro (2005). Para hacerse una idea del tema de los precios, la última ocasión en la que bebí este vino (eso sí, en su añada de 2004), la cuenta del Arola Arts (me encanta, pese a los precios subiditos) se vio incrementada en 70 euros. Este fin de semana, por 35 hicimos un mano a mano de los que se recuerdan.

Pero hay más, ya que el picoteo no estuvo nada mal. Empezamos con un par de tapitas: el tartar de atún macerado en soja, con wasabi y unos dados de aguacate (refrescante, con el punto picante justo), y las texturas de langostinos thai (un par de langostinos sobre una corteza del mismo ingrediente y ligeramente bañados en la salsa de las cabezas, sabrosos, muy buenos).

Degustamos también un trío de medias raciones: la ensalada de queso de cabra con mango y cebolla confitada fue el plato más flojo, ya que el queso, aunque caramelizado, estaba demasiado frío en su interior y perdía cremosidad, y el mango laminado que cubre la ensalada no había alcanzado el punto de madurez suficiente; el sashimi de presa ibérica con jengibre confitado fue todo un acierto, suave, tierno, una gran alternativa a los carpaccios más vistos; por último, la coca de pasta filo con sardinas y crema de hinojo fue la estrella de la noche, con una pasta que se mantenía firme incluso empapando el aderezo del plato y unas buenas sardinas (con lo poco que cuesta y el gran potencial que da este ingrediente…). Como siempre que como sardinas -y más en coca-, mi recuerdo es para la brutal coca de Hofmann.

De postre escogí el helado de pera garrapiñado con chocolate. Bien , cremoso, golosillo, aunque tiene el pequeño problema que el chocolate de la capa inferior solidifica con el frío y se queda algo duro.

El trato, magnífico por parte de todos los componentes del equipo, que se mostraron muy atentos y agradables. El somelier nos estuvo explicando el por qué de la filosofía de una enoteca gastronómica y su especial política de precios en los vinos.

¡Hay que volver!

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, Restaurantes, sardinas, terrabacus, vinos

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