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Dos Cielos (II)

lunes, marzo 4th, 2013 | Barcelona, Hoteles, Restaurantes

Los hermanos Torres, en su cada vez mejor Dos Cielos, han dedicado el mes de febrero al arroz. El homenaje, un menú especial de mediodía protagonizado por el preciado cereal. Como buenos arroceros, decidimos no desaprovechar la ocasión y, con el vacío dejado por la gran Mifanera, nos plantamos en el piso 24 del Hotel Me.

Aunque Dos Cielos también tiene su encanto de noche, el local, inundado de luz solar, destaca más al mediodía. Y porque aún hace frío, que las espectaculares vistas de la terraza -insisto, piso 24- son más que tentadoras. Da igual, mejor lo dejamos para primavera y disfrutamos de sala. Y de recibimiento ya que Sergio, como de costumbre, nos da la bienvenida afectuosamente.

Ya de cara al show-ccoking de la cocina abierta, llega el triplete de snacks, con un sabroso crujiente de cebolla, un agradable rulo de patata al romero y flores, y un bombón esférico de crema de piñones.

Como aperitivo de mayor enjundia, se hace notoria la mano de los Torres en un extraordinario tomatito relleno de capellanes y salazones -unos pescados de la zona de Alicante, nos aclaran-, posado sobre una ligerísima pero intensa gelatina de agua de tomate.

Preparado el paladar, empieza el festival arrocero con el de setas, con un fondo descomunal, un punto perfecto tanto en las setas como en el arroz, y unas lascas de trufa melanosporum que completan y dan una generosa profundidad aromática al conjunto. De diez.

Llega después el arroz meloso de pescados. Profusión de tropezones, arroz suelto y perfectamente embebido en los jugos de los animalillos.

Se alcanza el clímax arrocero con el de pichón en lata y aceitunas negras, un plato que formaba parte del menú degustación de este pasado verano. Acabado en formato a la llauna, con una espátula entre los cubiertos para no desperdiciar el agarraet, y una enorme intensidad de sabor potenciada por el matiz de caza del pichón. Otro excelente.

Como postre, África, otro histórico del recetario de los Torres -¿en el menú de 2011?-, una combinación de diferentes chocolates en diferentes texturas, en acertada combinación con un refrescante helado de jengibre y unos dados confitados de la misma planta.

Con los cafés, la joya. Un señor bombón, ¿para qué más?

En las copas, la mineralidad contundente de la Domaine Vacheron Les Romains 2009, algo alcohólico en los primeros sorbos, pero cuya sólida aleación de frescura e intensidad le permitió aguantar todo el menú sin problemas. Extraordinaria carta, por cierto, bien atendida por Marc Terés.

Y en el plato de panes, artesanos de tomate y parmesano, aceitunas de kalamata y, cómo no, el blanco, sin filigranas, pero extraordinariamente esponjoso y con ese punto ácido que lo convierte en una golosina para el aceite.

La minuta, también de altura, por encima de los 80 euros por persona, en la que destaca negativamente el tristemente famoso concepto de servicio, a 7 eurazos por cabeza. Por lo demás, el entorno, el equipo y la calidad de la cocina, lo justifica.

Dos Cielos, dos Torres… ¿para cuándo dos estrellas?

Post written by Daniel Muro

Tags: arroz, barcelona, dos cielos, estrella, hermanos torres, hotel me, michelin, Restaurantes

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