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Gat Blau

sábado, diciembre 20th, 2014 | Barcelona, Restaurantes

Paso a menudo por delante del restaurante Gat Blau pero, por alguna extraña razón que debería hacerme mirar, acostumbro a desestimar los restaurantes que tengo muy próximos. Y es curioso, porque Gat Blau es precisamente un claro ejemplo de restaurante de proximidad, pero en el sentido más Slow-Food.

El local de Pere Carrió y Jo Mestres enarbola la bandera del Km. 0 y del producto ecológico. Pero que no lleve a engaño, porque esta encomiable filosofía no es el fin, sino el medio para llegar a unos muy buenos  resultados culinarios en unos platos que destilan honestidad en cada ingrediente y en cada cocción.

Creo recordar que la primera ocasión en la que leí algo sobre Gat Blau fue en el blog Brillat Savarin -¡se te echa de menos, Eduard!- y ya fue ahí donde empecé a encontrar serios paralelismos con algunos restaurantes de la zona de Pollenzo -cuna italiana del movimiento Slow-Food-, pero es que después de probar la cocina de Pere, se me aparecen nítidamente mis exitosas cenas en el Albergo dell’Agenzia.

Nostalgias aparte y ya centrados en Consell de Cent -en primavera hay previsto un traslado a Borrell-Gran Via-, en espera de la comanda, el esponjoso pan fue juez y parte de la evaluación de un arbequino ecológico de Molí Duran, tan turbio como sabroso, que aumentaba, literalmente, de volumen con solo tocar el plato.

Y hablando de aceite, llega nuestra primera elección, una sencilla pero resultona coca de aceite con papada de cerdo eco, manzana y queso gamoneu ahumado. Pocos secretos, buen producto y corrección en sus proporciones.

Cocina de proximidad, pero también de temporada. Y es tiempo de alcachofas y, aunque no están presentes en la carta, nos las recomiendan acompañadas de una crema de tupinambo y tapenade. Cumplen sobradamente.

El pulpo estofado sobre caldo de pollo también gusta, aunque más en textura que en sabor, ya que el puré de celerí y las migas de setas se muestran tímidos y solo la rebanada de pan empapada del caldo marca territorio.

Un cañero timbal de cerdo ibérico eco, jugoso y realmente tierno, ¿Roner mediante, tal vez?- con pera y cardamomo se impone en nuestra elección de menú al conejo del Matarranya del que todos hablan, que queda para futuras ocasiones. Los amables tostados de una de las limitadas botellas del merlot de Mas Irene 2010 -¡cómo me gusta Parés Baltà!- estrechan vínculos con el mundo porcino. Con tamañas sinergias cerramos los salados elaborados.

Y digo los elaborados porque la noche era aún joven y la alargamos con un surtido de quesos, en buen quinteto, digno de restaurante de más prolífica agencia de comunicación, en una selección nacida  únicamente de la leche cruda. No hay pasteurizados, pero merecerá la pena que las embarazadas esperen unos meses. Para limpiar y contrastar los lácteos artesanos, además de unas cuantas avellanas, un bis del aplaudido pan, ahora aderezado con Oleum Flumen, muy distinto al Molí Duran, pero igualmente para nota.

Celebramos el estreno en el repertorio dulce de Pere del menjar blanc, un estupendo cremoso de almendras con sorbete de granada y migas de galleta. Ojo, todo hecho en casa. Nos tentaron con otro de los clásicos, un coulant que nos prometieron de los buenos -y lo creo-, pero dado el momento acertamos buscando frescura.

La minuta, de 40 euros por persona, tan honesta como su cocina.  El trato humano, de más proximidad si cabe que la selección de producto, colabora en la satisfacción.

Y atención, navegantes, agua mineral sin repercusión alguna en la factura… ¡que cunda el ejemplo!

Post written by Daniel Muro

Tags: barcelona, cocina ecológica, eixample, pere carrió, Restaurantes, slow-food

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