Espai Kru [2015]

martes, junio 16th, 2015 | Barcelona, Restaurantes

Nueva visita a Espai Kru, una de las fructíferas colaboraciones entre los hermanos Iglesias y los Adrià. Comparte coordenadas de GPS con el Rías de Galicia, ubicándose en el piso superior de este interesante binomio de la calle Lleida. Juntos, pero no revueltos. Modernidad y tradición. Nuevas sensaciones versus sabores de la memoria. Influencias transoceánicas frente a las de este lado del Atlántico. Hay para todos los gustos. Eso sí, un par de denominadores comunes: la calidad de producto y su buen trato.

Restaurant Espai Kru  |  Barcelona

Restaurant Espai Kru | Barcelona

Ambos formatos me gustan, y mucho, lo reconozco, aunque debo admitir también que la originalidad de la propuesta del Kru me aporta un punto extra gastro-lúdico que me resulta muy atractivo. Y hoy toca Kru, así que a disfrutar.


Empezamos con la ostra, un calibre nº2 generoso, con leche de tigre de ají amarillo. Un ceviche de ostra en toda regla, con un juguetón punto picante, bien equilibrado para no llevarse por delante las virtudes del preciado bivalvo. Aun así, me declaro más fan de su versión con ponzu y huevas de salmón, en la que los cítricos hacen brillar más el conjunto.

Ever Cubillas tiene muy buena mano para los aliños. Sabe bien dónde situar los límites para potenciar los sabores y darle un matiz especial a cada producto, sin inmiscuirse en exceso en su propia naturaleza.

Una prueba es la almeja de Carril, de tamaño medio, combinada con apio impregnado y un fresquísimo sorbete del propio apio con lima que, lejos de robarle protagonismo, muestra lo que este marisco es capaz de dar en frío. Lo dicho, técnica y producto. En la próxima cena no me planto en la primera.

A todo esto, en las copas, un Minus, un cóctel con un fondo de sake y jengibre que marida realmente bien con el estilo culinario del local. En mi última visita la mixología parecía haber tenido un bache, pero las dudas iniciales se disipan con el primer sorbo.

Volvemos a los bocados de mar con la gamba en aguachile. Es mi particular semana de este aliño, que también lució en las ostras de Oaxaca.

Ostra con leche de tigre  &  Gamba en aguachile

Ostra con leche de tigre & Gamba en aguachile

Ya en ración más seria nos vamos al sashimi. De los muchos ofrecidos, el elegido es el de jurel real, marinado en una suave vinagreta y acompañado de setas. La combinación de sabores es de las mejores que he probado del repertorio de Ever. Imprescindible.

Y aunque no estaba previsto, sucumbimos a nuestro lado más croquetil, incluyendo al vuelo un par de las croquetas de gamba y centolla, una modalidad que parece haber desaparecido de la ciudad, avasallada por las preparaciones de jamón, pollo y demás recetas de la abuela. Impecables.

Como la fritura del rodaballo salvaje. Comestibles hasta sus crujientes espinas -lo vi por primera vez en mi añorado Icho-, aunque prefiero dar buena cuenta de sus tiernas carnes, a combinar con una sedosa mayonesa de miso y los exóticos aromas del ras el hanout.

Almejas con sorbete de apio  &  Steak tartar

Almejas con sorbete de apio & Steak tartar

Cae también otro clásico del lugar, el tartar de solomillo de ternera gallega. Hay poco que no haya dicho ya del steak-tartar de Espai Kru. Lo sabéis, está en mi particular top-3 de la ciudad, junto a los de Caldeni -¡qué grande ese matiz de oloroso!- y los -que son dos- de Mil921.

Acompañando la velada, buen pan de algas, hoy algo desaprovechado sin un partennaire definido.

Para acabar de corroborar la reuperación de la coctelería, buen Ronbrown y correctos Sour, en sus versiones Pisco y Kru.

Ya en los postres, con el bochorno preveraniego se agradece el refresco de la piña cocorrón, aromatizada e impregnada de ron y hierbabuena. La conocí en la vecina Casa Tapas Cañota, también del grupo Iglesias, aunque la recuerdo allí con el crepitar de los peta-zetas. Así está bien.

Rodaballo frito  &  Piña cocorrón

Rodaballo frito & Piña cocorrón

Se completa la cuenta con aguas, sin cafés y una invitación a la copita de licor de fruta de la pasión que acompañara la trufa servida como petit-four. Todo ello, unos 65 euros per cápita. Pas mal!

Teniendo en cuenta que, entre otras, nos quedaron en el tintero opciones como la parpatana a la brasa, la arepa de anguila con erizo, el carpaccio de toro con manzana y jengibre, la cigala con leche de tigre de maracuyá, una costilla de cerdo con tuétano de la que tengo grandes referencias, o la mejor versión de las gambas al ajillo que haya probado nunca, no puedo evitar confirmar que, hoy por hoy, Espai Kru sería el restaurante de Barcelona que me llevaría a una isla desierta.


Post written by Daniel Muro

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