Estocomo

41º

miércoles, junio 1st, 2011 | Coctelerías

41º, la coctelería-snackería de Albert Adrià inaugura la categoría de Coctelerías en Estocomo. No me he atrevido a incluirlo en Restaurantes, ya que en realidad no lo es, pero su valor gastronómico empuja irremediablemente a contar lo que pasa allí dentro.

En realidad, 41º no es tan difícil de catalogar. Básicamente es una coctelería glamourosa, de diseño cuidado hasta el último detalle y mezclas de alto nivel. Hasta ahí perfecto, no es la primera. Pero es que, además, tiene una completa carta de snacks estratosféricos, que la alejan de forma notoria de cualquier propuesta hasta ahora conocida en la ciudad y, probablemente, bastante más allá.

Es una vuelta de tuerca considerable, no solo sobre los habituales cacahuetes o patatas chip, sino sobre cualquier carta de picoteo ligero que exista hoy en día en alguno de estos locales.

Iniciamos nuestro viaje por los snacks de Albert con ‘las olivas rellenas del 41º’, una archiconocida sferificación de los Adrià que en el último lustro ha dado la vuelta al mundo de blog en blog. ¡Qué lejos del triste resultado obtenido en casa con el kit del joven sferificador! Me temo que tendré que hacerme también con el kit del joven licuador…

De entre los clásicos, probamos también las sabrosas algas crujientes -y mucho- con quinoa, que nos trajo recuerdos de otro mito de nuestro histórico de snacks: los crujientes de espina de anchoa de los Roca.

También hay producto en estado puro. Bajo la firma de Mariscos Genaro, nos fuimos directos a un dúo de salvajes ostras de calibre nº1, aunque no pudimos evitar escogerlas customizadas en un par de refrescantes preparaciones: una con clorofila de menta y finger lime, y la segunda con jugo de manzana verde y apio.

Niponizamos la velada con un nigiri de foie-gras caramelizado -crujiente y delicado, aunque no tan untuoso como esperaba- y otro de anguila ahumada, de sabor profundo in crescendo al masticarlo, ambos sobre una divertida base de arroz en formato nube.

El llamado ‘Viaje Nórdico’ se representa con un par de finas tostadas de ternera ahumada -y adobada- con un toque de queso cremoso y todo el aroma del eneldo. No sé si fue la sugestión del nombre, pero reconozco que la combinación del eneldo con los toques ahumados de la carne y el queso me sentaron en la desnuda de hilo  mesa de Noma, donde pude verme degustando -dedos mediante, por supuesto- el tartar de ternera danesa de Redzepi. Doble gusto.

Aterrizó también el pan aéreo con panceta de cerdo ibérico adobada -entre esta panceta y la de Raurich en Dos Palillos, no se me ocurre más plácida forma de hincharme a colesterol-.

Una extraordinaria versión del mítico corte helado de queso parmesano, servido con un pellizco de mermelada de limón fue uno de los mejores de la noche, haciendo justicia al clásico bulliniano.

Efímero, pero intenso en sabor y olor, brioche planchado de queso trufado. Otra gozada de bocado, para repetir. Y hablando de repetir, ¡venga otra ostra!, que la de tapioca de salsa de soja y polvo helado de wasabi también ha de estar de vértigo. Y lo está.

Nos endulzamos con las chocobombas, de finísimo y crujiente recubrimiento de chocolate y cremoso relleno de chocolate con intenso sabor a chocolate…

Para bañar semejante colección miniaturizada de invitaciones a la gula, el arte líquido de Marc Alvarez, materializado en un par de fresquísimos Dirty Harry -el primero excelente, el segundo no tanto- y un goloso Mai-Tai que causó auténtica sensación en mi resplandeciente Xocolata.

41º no es un local pensado para ir a cenar -para eso ya está Tickets en el local anexo-, sino más bien para ir a hacer unos señores snacks con un coctelazo. El presente estudio de su carta -que, en este caso, sí sirvió de cena ligera- tuvo una contrapartida monetaria de algo más de 40 euros por cabeza.

Ya busco día para volver…

Post written by Daniel Muro

Tags: albert adrià, barcelona, coctelería, cócteles, el bulli, ferran adrià, ostras, snacks, tickets

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