Senyor Parellada

jueves, abril 16th, 2009 | Barcelona, Restaurantes

Con la excusa de dar un buen paseo matutino por el Born, habíamos planeado reservar y acercarnos a reponer fuerzas a uno de los clásicos de la calle Argenteria, el Senyor Parellada y su coqueta, bien cuidada -y ruidosa- sala de estilo clásico colonial.

Restaurant Senyor Parellada  |  Barcelona

Restaurant Senyor Parellada | Barcelona

Pensaba que al ser Lunes de Pascua estarían algo más liberados de comensales, pero el local estaba atiborrado y, a pesar de ser una zona de mucho turismo, el aforo se completaba con una amplia mayoría de usuarios de la ciudad.


Las mesas son algo justas (pedir platos para picar en las mesas de 2 es todo un ejercicio de ingeniería), pero la relación calidad-precio es buena y el servicio, en su mayoría, muy correcto -sin florituras, obviamente-.

Nosotros éramos 4 y decidimos compartir los primeros e individualizar los segundos. Empezamos con una esqueixada de bacalao (buen bacalao y muy digno conjunto, y eso que tenía magníficas referencias cercanas como las de Freixa Tradició y Rosal34); continuamos con unas muy buenas anchoas (ejemplares de tamaño medio/grande y correcta textura y punto de sal); y acabamos la serie de entrantes con unas croquetas de asado que, sin destacar especialmente, se defendieron en un buen nivel.

Esqueixada de bacalao & Pierna de cordero a las 12 cabezas de ajo

Esqueixada de bacalao & Pierna de cordero a las 12 cabezas de ajo

Para los platos fuertes, tiramos mayoritariamente de los clásicos del local. La disidente, Xocolata, pidió el salteado de verduras con tocino -bien, sin más, según palabras de la interesada-. Lució más el bacalao con muselina de ajos y judías (aunque lo pedimos con espinacas, su buen aspecto desanimó nuestras ansias de protesta). Uno de los fijos de la carta, el pato con higos secos, acertó en punto de cocción y combinación de sabores, pero tuvo que soportar el lastre de una salsa demasiado líquida. La estrella del ágape fue, sin duda, la pierna de cordero a las doce cabecas de ajo, sabrosa, tierna, melosa por dentro y crujiente por fuera.

En los postres, un refrescante sorbete de anís del mono, un muy buen flan de mató, un mejorable recuit con miel y rossinyols (si os gusta el recuit, no os perdáis el de la Fonda Gaig) y una abstención.

Flan de mató

Flan de mató

Para regarlo, unas burbujeantes copas de Agustí Torelló Mata brut, todo un seguro a un precio razonable.

Como denominador común, raciones generosas, correctísima materia prima y una relación calidad precio que le ha valido la distinción Bib Gourmand de la guía Michelin. En total, 120 euros (con una sola botella de cava, eso sí).


Post written by Daniel Muro

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