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Espai Kru

miércoles, enero 23rd, 2013 | Barcelona, Restaurantes

Espai Kru aparece con fuerza en los medios: marisquería del año en CaviarBCN, críticas brillantes en Brillat Savarin y Observación Gastronómica, elogios de Pau Arenós esta misma semana… El año sólo está empezando, pero no hace falta mucho más para sospechar que será una de las sensaciones de la temporada.

Los hermanos Iglesias, después de los éxitos rotundos de Tickets y 41º, más la reinvención de La Cañota, también con acierto, se atreven ahora con su local insignia, el Rías de Galicia, cuyo primer piso han reconvertido en un restaurante matrioska, compartiendo buena parte de los ingredientes del Rías, pero ofreciéndola en una carta más actual, muy directa, principalmente bajo el concepto kru -de crudo, o casi, con aliños, marinados, salazones…-, en el que la materia prima luce expuesta a esa atrevida pseudo-desnudez poco apta para producto mediocre.

Pero en Espai Kru no tienen ese problema. El producto es la gran estrella de la casa. Pero no la única, Ever Cubilla, el chef, también se muestra más que cómodo en un repertorio en el que se nota -y no poco- la larga e inspiradora sombra de los Adrià.

Estrenamos la noche haciendo un barrido de moluscos. La almeja, de Carril, de mediano tamaño, estupenda al abrigo de la hoja de menta y el sorbete de apio y lima. No salimos de Pontevedra para hacernos también con la navaja, de las Cíes, sabrosísima con su vinagreta de mostaza y jengibre.

Sí cruzamos la frontera para hacernos con un par de ostras -del nº2- con salsa ponzu y huevas de salmón. Extraordinarias, aunque reconozco que entre las de Tickets y la reciente de Compartir me estoy malacostumbrando peligrosamente a esta elaboración.

Pasamos al asunto croquetil, imprescindible en todo restaurante de tapeo-moderno-barcelonés que se precie. En caso de Espai Kru, unas más que recomendables de gamba y centolla. Y sí, lo reconozco, pedí una más antes de acabar la velada.

El cebiche también está de moda. Aquí lo hay de salmonete y viene emplatado sobre el propio esqueleto del pececillo. O pez. Grande, muy grande, no sé si nunca había conocido tan magno salmonete. Dejando a un lado las dimensiones -¡el tamaño no importa!-, la preparación resultaba redonda.

Como la del carpaccio de pulpo, con pepino encurtido y caviar de aceite, de regusto pincantón por obra y gracia de una divertida salsa kimchi, una preparación de origen coreano cuyo ají rojo molido otorga al pulpo una curiosa variante del a feira habitual.

Nos ajaponesamos -con producto mediterráneo- con el atún rojo. Un excelso toro Kru en sashimi, con los únicos cómplices de un suave wasabi y una pincelada de soja, luciendo corte preciso y una grasa infiltrada para caerse de espaldas. Por cierto, hubiera caído encima de Carles Abellán (Comerç 24), que estaba examinando la competencia tan concienzudamente como yo.

Larga ovación para las gambas de Palamós en su particular versión del ajillo. El mejor de la noche… ¡que ya es decir! Fresquísimas, ya peladitas, apenas anacaradas por el calor de la salsa de sus propios jugos y de textura inmejorable. Imprescindibles.

Pudimos dejarlo aquí, pero necesitaba un bis. Y salieron las anchoas, en salazón, ahumadas -con campana de humo incluida-, sobre una base de una gelatinosa tira de pimiento asado y la culminación de una fina crema de queso manchego. Su compañía, cómo no, buen pan con tomate.

Pasamos a los postres para compartir una correctísima tatin de manzana y pera con helado de vainilla de Papantla.

Además del espacio show-cooking, Espai Kru dispone de barra de cócteles y, para amortizarla, una buena propuesta de maridaje al estilo de 41º. Nos decantamos por esta fórmula, disfrutando de un muy nivel de mezclas, tanto en el Sour Kru inicial como en el posterior Minus.

En total, algo menos de 70 euros por cabeza. Ya ha dado que hablar. Dará más.

Post written by Daniel Muro

Tags: atún, barcelona, cócteles, gambas, hermanos iglesias, marisquería, pulpo, Restaurantes

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