Mont Bar

lunes, diciembre 16th, 2013 | Barcelona, Restaurantes

Hace ya unas temporadas que empezó a sonar el concepto gastrobar. Se puso de moda rápidamente y se abrieron varios locales bajo este manto. Betlem, Cañete, Ohla, La Taverna del Clínic… Mont Bar, sin duda, sería otro buen ejemplo, aunque el mimo en la elaboraciones y algunos toques de vanguardia lo acercan más a pequeños -grandes- restaurantes de platillos como Bohèmic o Wall 57.

Restauran Mont Bar  |  Barcelona

Restaurant Mont Bar | Barcelona

Martes por la noche y lleno hasta la bandera. Cierto es que el local es pequeño y las cenas de Navidad empiezan su apogeo, pero desde las ocho y media hasta más allá de las once no hubo ni un resquicio libre, ni en sus cotizadas mesitas ni en la zona de barra. La reserva con tiempo nos salvó del cambio de planes.


Empezamos -¡cómo no!- con las croquetas de jamón ibérico, rebozadas con panko, con abundante y cremosa bechamel, algo que parecía estar perdiéndose en las tendencias del nuevo croqueteo barcelonés, algo obsesionado en el rebozado o en la pureza del relleno.

La siguiente pareja que aterriza en la mesa es de minihamburguesas. Poco hechas, muy jugosas, de muy buena carne de buey dry-aged, con papada ibérica y el principal contrapunto del pimiento verde. Me consta que han corregido el aderezo, y con éxito. El mollete que la envuelve, casero, otro acierto.

Croquetas de jamón  &  Minihamburguesa dry-aged

Croquetas de jamón & Minihamburguesa dry-aged

El más que recomendable Forn de La Llibreria, además del pan, les proporciona el brioche que, aromatizado con manzanilla, sirve de base para un buen corte de foie-gras impecablemente poêlé, cebolla y todo ello aderezado ya en la mesa con un chorrito de Caligo Vi de Boira -¡el Sauternes del Penedès!- texturizado. Atención, que empiezan a asomar las influencias robuchonianas de Pedro Salillas.

Aunque sufre con la siempre odiosa comparación con el Viaje Nórdico de Tickets o 41º, más delicado y rico en matices, la tosta de sardina ahumada y confitada tiene su punto fuerte en el derroche de poderío en boca.

Brioche con foie  &  Tosta de sardina ahumada

Brioche con foie & Tosta de sardina ahumada

Pero lo mejor está por llegar con el ceviche de gamba roja de Palamós y aguacate. Con un provocador puntito picante –don’t panic, preguntan antes por tus preferencias al respecto-, la elaboración que ilustra la cabecera del post, además de fotogénica, resulta sedosa en boca, donde contrasta, en buen equilibrio, la sutileza de la gamba y el aguacate con la potencia del ají y la leche de tigre resultante.

También de alta cuna, triunfa una melosísima ventresca de atún -con Balfegó todo resulta más fácil-, acompañada de una emulsión de piñones, a la que quizás habría que dar más presencia, y los agradables efectos aromáticos -y visuales- de la campana de humo, elemento roquiano que espero siga extendiéndose con criterio.

Para acabar, una golosa torrija de Santa Teresa coronada con trampantojo de albaricoque. Buen equilibrio ácido-dulce, sin empalagar, a pesar de su buena dosis de caramelo.

Ventresca de atún  &  Torrija y albaricoque

Ventresca de atún & Torrija y albaricoque

Un par de copas iniciales del sabroso Montsant de Bancal del Bosc (2012) y unas segundas más clásicas a cargo de Lindes de Remelluri (2010) y del antojo del Delamotte Brut completan el apartado enológico. Con una buena cristalería, y una carta de vinos más que sobrada en número de referencias y rango de precios -de los pocos sitios de Barcelona donde he visto Pingus-, eché de menos una mayor oferta a copas.

Con pan con tomate y sin tomate, agua, un incesante bullicio nacional e internacional, un servicio eficaz y una muy buena organización del timing entre platos -no es fácil de ver en estos locales-, 50 euros por cabeza. Bien, bien…


Post written by Daniel Muro

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